domingo, 20 de mayo de 2018

Oliver Twisto

   En Inglaterra vivía un niño de doce años llamado Oliver Twisto. Él vivía en Tottenham con su padre alcohólico que abusaba de él. Su madre había muerto al parir a Oliver, una de las razones por las que el padre de Oliver, Francis, lo odiaba. Su casa se encontraba en un barrio pobre, lejos de la ciudad. Francis hacía trabajar a su hijo en una panadería, mientras que él se quedaba en su casa, bebiendo alcohol. Pero como era la revolución industrial, cada vez el negocio decaía alarmantemente más rápido. En consecuencia, Oliver perdió su trabajo, dejando a su papá y a si mismo sin comida. Francis, al enterarse de la noticia, lo maltrató a Oliver, tirándole botellas vacías y libros viejos. Fue entonces cuando Oliver decidió escapar de casa.

   Cuando llegaron las dos de la mañana, agarró una maleta con su ropa y el dinero ahorrado que tenía. Salió de su casa y se fue para el sur, en busca de algún hombre andando en caballo que fuera en dirección a Londres. Después de estar caminando por dos horas, se encontró con un hombre a caballo y le preguntó si podía llevarlo a la ciudad. El hombre le dijo que sí, ya que esa era justamente a la dirección en la que iba. Tardaron una hora en llegar, ya que al ser las cuatro de la mañana, no había mucha gente. El hombre, que se llamaba Jack, paró el carro a las afueras y le dijo a Oliver que siguiera caminando que llegaría al centro de Londres.

   Como Oliver no tenía ningún plan, se dio cuenta de que necesitaba un trabajo o tendría que empezar a robar. La plata que tenía era poca y no había traído comida. Después de caminar por las calles principales, se encontró con un grupo de seis niños que estaban robándole al panadero sin que este se diera cuenta. Los niños parecían tener entre diez y dieciséis. Como no tenía nada que hacer por el momento y estaba aburrido, Oliver decidió seguirlos. Caminaron unas cuantas cuadras hasta que doblaron en un callejón estrecho. Al doblar, Oliver se dio cuenta de que habían armado una especie de casa con cartones, chapas y madera.

- ¿Qué haces aquí? - dijo el niño

- Me perdí en las calles y decidí seguirlos para que me ayuden – le respondió Oliver.

   Uno de los niños mayores se acercó y le dijo que se fuera, que lo ayudara otra persona porque ellos no tenían idea. Un poco decepcionado, Oliver salió del callejón a la calle y decidió buscar trabajo. Estaba tan distraído que no se dio cuenta de que un hombre se había parado al lado suyo. Cuando Oliver se dio vuelta, se dio un susto al ver al señor, que se rió, y luego se presentó como Patrick. Le contó que estaba buscando a personas pequeñas para que trabajaran con él de deshollinador y que limpiara las chimeneas. Oliver, feliz de haber encontrado trabajo tan rápido, aceptó la propuesta. Patrick, entonces, le preguntó dónde vivía y dónde estaban sus padres, ya que requería su permiso. Oliver le mintió y le dijo que sus dos padres estaban muertos y que no tenía un hogar.

   En ese momento, Oliver se dio cuenta de que su mentira no era muy eficiente, por qué Patrick le preguntó porque no estaba en un orfanato. Como se quedó sin palabras, Patrick agarró a Oliver del brazo y lo llevó al orfanato de Sunnyside. Oliver tenía una imagen horrorosa de su padre y tenía miedo de que le pasara de vuelta.

   Al llegar, una mujer que parecía amable, lo dejó esperando en un cuarto vacío mientras ella hablaba con Patrick. Después de cinco minutos, la mujer le dijo que, de ahora en más, se iba a quedar en el orfanato hasta que encontraran una familia para él.

   Dos años más tarde, una pareja que no podía tener bebés entró a Sunnyside en busca de un hijo. Después de conocer a todos los niños, decidieron adoptar a Oliver, que ya tenía dieciséis años. Oliver estaba muy asustado pero a la vez, aliviado de poder salir del orfanato. La primera semana fue difícil, ya que Oliver era muy tímido, pero al pasar el tiempo Oliver se pudo acomodar en su nueva familia y crecer el resto de su vida feliz.

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